viernes, 6 de enero de 2017

Una homocisteína alta durante la preconcepción afecta a la capacidad cognitiva del hijo

Una homocisteína alta durante la preconcepción

 Afecta a la capacidad cognitiva del hijo

Investigadores españoles han confirmado la importancia de tomar ácido fólico cuando se está buscando tener un hijo. Los resultados revelan que una alteración metabólica en la madre, asociada a un bajo estado en folatos, afecta negativamente al desarrollo cognitivo del hijo.


Cuando una mujer quiere quedarse embarazada se le recomienda tomar suplementos de ácido fólico.


Cuando una mujer quiere quedarse embarazada se le recomienda tomar suplementos de ácido fólico para prevenir malformaciones en el sistema nervioso del futuro bebé. Esta suplementación también regula el metabolismo de la homocisteína.
Una investigación de la Universidad Rovira i Virgili (URV) refuerza la importancia de tomar ácido fólico cuando se está buscando tener un hijo. Es sabido que un nivel moderadamente elevado de homocisteína en una mujer durante los meses previos a quedarse embarazada es perjudicial para el cierre del tubo neural del feto.
Esto quiere decir que el déficit de vitaminas como el ácido fólico y otras del grupo B, que controlan que la homocisteína no se dispare, es causa de malformaciones y alteraciones morfológicas en el sistema nervioso de los futuros bebés, como la espina bífida. 
Los niños sanos nacidos de madres con la homocisteína elevada antes del embarazo tienen rendimientos inferiores en pruebas de neurodesarrollo
El nuevo estudio prueba que este alto nivel de homocisteína durante la preconcepción afecta también al desarrollo funcional de los niños en aspectos relacionados con la capacidad cognitiva y con la conducta.
En concreto, los investigadores han observado que los niños sanos nacidos de madres con la homocisteína moderadamente elevada en la preconcepción tienen rendimientos inferiores en pruebas de neurodesarrollo a los cuatro meses y en pruebas cognitivas a los seis años.
Los investigadores han tenido que controlar otros factores que podrían influir en los resultados y que nada tienen que ver con la red metabólica en la que participa el ácido fólico, como la educación de la madre, los hábitos asociados al estilo de vida o la salud del niño durante los primeros seis años.
Estos resultados implican nuevas recomendaciones a las mujeres que quieren tener hijos: la suplementación con ácido fólico se debe dar en los últimos meses antes de quedarse embarazada y hasta finales del primer trimestre del embarazo.
Con este nuevo descubrimiento, se abre incluso el debate de si sería beneficioso seguir con suplementación hasta el final del embarazo y si hay otros beneficios relacionados con el aporte de ácido fólico durante la preconcepción, más allá de favorecer el cierre del tubo neural y los aspectos funcionales que ya se han asociado a él.

Metodología del estudio

El estudio se ha realizado con 71 niños de cuatro meses y 80 niños y niñas de seis años de las comarcas tarraconenses, todos ellos de madres que han tenido el seguimiento de los investigadores desde antes de quedarse embarazadas.
Con estos resultados se abre incluso el debate de si sería beneficioso seguir con suplementación hasta el final del embarazo
Las madres que han participado han sido entrevistadas para recoger datos clínicos e información sobre los hábitos y el estilo de vida antes del embarazo, durante el embarazo y de sus hijos, después.
Coincidiendo con cada entrevista se hicieron analíticas para medir la homocisteinemia. También se ha hecho una evaluación de la personalidad y del nivel de ansiedad de la madre antes y después del embarazo. La evaluación psicológica de los niños a los cuatro meses se hizo con las escalas de Bayley de desarrollo infantil, y a los seis años se administró la escala de inteligencia de Wechsler (WPPSI).
El trabajo lo han llevado a cabo Michelle Murphy y Juan Fernández-Ballart, del grupo de investigación en Alimentación, Nutrición, Crecimiento y Salud Mental (NUTRCRSM), del departamento de Ciencias Médicas Básicas de la URV, y Josepa Canals, del grupo de investigación Nutrición y Salud Mental (NUTRISAM), del departamento de Psicología de la URV. También ha participado Anne M. Molloy, del departamento de Medicina Clínica del Trinity College de Dublín (Irlanda).

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